Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!».
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. (R)
«¡Qué desgraciado soy!».
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. (R)
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor. (R)
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. (R)