Salve Aurora jubilosa, eres nuestra esperanza. Gracias te damos a ti Señora por vuestros grandes favores. Aurora madre de todos, ruega por los pecadores. Eres rosa sin espinas, templo del hijo de Dios. Desprenden paz y ternura tus divinos resplandores. Aurora madre de todos, ruega por los pecadores. Virgen de flores en primavera, de brisa fresca en verano, de fuego dulce en otoño y en invierno manto sagrado. Acógenos en tu regazo, nuestras culpas, nuestras faltas, sufrimientos y dolores, necesidades y favores. Intercede ante tu hijo, para que Él nos perdone. Aurora madre de todos, ruega por los pecadores. Al atardecer seremos interpelados por el amor. Ruega por nosotros, tus hijos devotos, al que es el amor de los amores.
La fidelidad del salmista nace de la escucha de la Palabra, de custodiarla en su interior, meditándola y amándola, precisamente como María, que «conservaba, meditándolas en su corazón» las palabras que le habían sido dirigidas y los acontecimientos maravillosos en los que Dios se revelaba, pidiendo su asentimiento de fe…